lunes, 20 de abril de 2015

Un lunes cualquiera




No hay nada peor que pueda hacer un ex que cabrearte un lunes por la mañana antes incluso de haber tomado el primer café. Una está dispuesta a que nada le amargue la vida pero todo tiene sus límites. Después de una bronca descomunal que me ha alterado para el resto del día ha sonado el teléfono de casa y la conversación ha ido tal que así...

- Buenos días . ¿Podría hablar con Alberto Gómez?
- ¿De parte de quién?- Una es muy educada siempre al teléfono aunque el tipo por el que preguntan sea un gilipollas de tomo y lomo.
- Mi nombre es María y llamo del Gas Natural en refencia a.... (bla, bla, bla)- Ahí te desconectas porque no tienes interés ninguno en saber los líos que tiene tu ex. Solo te faltaba hacerle de secretaria.
- Lo siento. No está aquí.
- ¿Y cuándo puedo localizarle?- Eso te gustaría saber a ti también más que nada porque se acerca el día de cobrar la pensión de los niños.
Durante unos segundos tu mente va a toda velocidad tratando de encontrar una respuesta que deje satisfecha a la señora que llama y que, al mismo tiempo no te obligue a dar explicaciones sobre tu vida privada. En un momento concreto se te dibuja una sonrisa malévola en el rostro. "¿Por qué no?", piensas.  Entonces respiras hondo y te lanzas.
- No sabría decirle...
- ¿Hay alguna hora a la que podría volver a llamar?- La señorita no está dispuesta a rendirse tan fácilmente.
- No. Es que Alberto ya no vive- respondes mientras intentas sonar lo más convincente posible.
- Ah... Ha cambiado de domicilio. ¿Me puede facilitar un número de teléfono para ponerme en contacto con él?
- No- respondes con una amplia sonrisa en la cara. - Pero puede intentar localizarlo a través de la Ouija.
Silencio...
Silencio....
Silencio...

*Extracto de "Cosas que me pasan"




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