tag:blogger.com,1999:blog-10160483529815018062023-11-16T18:54:30.002+01:00La genuina KellyBlog oficial de Raquel G. Estruch, escritoraRaquel G. Estruchhttp://www.blogger.com/profile/07264361028907593441noreply@blogger.comBlogger75125tag:blogger.com,1999:blog-1016048352981501806.post-51921933565148603092017-04-25T11:52:00.003+02:002017-04-25T11:52:50.389+02:00Pío, pío que yo no he sido<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhcEvWJ0chFh3-F4JhSruGdj7Lwh_Z4wHV-7Rr9KyvbaKxeBuBEzKbt8Pef6lQ5Um9abl1bsCxlurhOajZB1f3V58_Gb6RIyDaJkI-zcBpiVE8kwf5gUNpgcLevM2AdsKVWJQ6F5qi9heE/s1600/pelo+quemado.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhcEvWJ0chFh3-F4JhSruGdj7Lwh_Z4wHV-7Rr9KyvbaKxeBuBEzKbt8Pef6lQ5Um9abl1bsCxlurhOajZB1f3V58_Gb6RIyDaJkI-zcBpiVE8kwf5gUNpgcLevM2AdsKVWJQ6F5qi9heE/s320/pelo+quemado.jpg" width="239" /></a></div>
<br /><div class="MsoNormal">
Una de las obsesiones de mi criatura es el pelo. El suyo no,
de ese me encargo yo. El mío. Desde que nació me ha visto con tantos estilos de
pelo que lleva varios años obsesionado con mi melena y su color castaño claro
natural. Más por agotamiento que por convicción le hago cierto caso. Así es que
nada de cortes radicales ni de tonos extraños en la cabeza hasta que me dé un
trueno de los míos, claro. A mi cuarto
de baño han regresado, después de años de ausencia, los secadores, los cepillos
y hasta una plancha. Y he aquí el MAL. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Siempre he tenido trabajos en los que tiempo ha sido oro, en
los que cada minuto contaba y en los que daba igual si llevabas una sartén
enganchada en la espalda mientras contaras bien una noticia. De modo que el
tema imagen para ir a currar me ha dado bastante igual. Y qué decir del pelo…
Si lo llevaba largo, coleta y listo. Si era corto pues mojado tal cual después
de la ducha y arreando. Pero claro… Una va cumpliendo años y si ahora se me
ocurriera salir con esa pinta igual me acababa deteniendo la Guardia Urbana.
Así es que, de un tiempo a esta parte, uso esa cosa llamada plancha. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Mi relación con el aparatito en cuestión es breve. Solemos quedar
los viernes, que es la noche de cañas y desmadre. Nos vemos durante cinco
minutos y ya nos despedimos hasta la semana siguiente. El engendro del mal que
manejo tiene un medidor de temperatura que se supone que es el ideal para tu
tipo de pelo. A 170 grados suelo cocer mi melena. Y como ya lo sé, cada vez que
enchufo el trasto ya ni siquiera me fijo. He ahí mi error. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Esta mañana tenía que estar mona para impresionar a un tipo
(de los que controlan el negocio que me interesa, que ya no estoy pa ningún
otro trote). Me he levantado temprano, ducha, pelo, maquillaje y melena.
Mientras me vestía he dejado la plancha enchufada para que se fuera cargando.
Así luego solo tendría que pasármela por el pelo y listo. Hasta ahí todo
perfecto. Cuando estaba ya ideal de la muerte, me he puesto delante del espejo,
he cogido un mechón y… ¡zasca planchazo! Todo iba como siempre hasta que ha
empezado a salir humo. Yo, en mi infinita inocencia, he pensado que a lo mejor
no me había secado bien alguna punta y que por eso humeaba el asunto. Pocos
segundos después ha empezado a oler a pollo quemado. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
—Mamaaaaa, se te está quemando el desayuno —Mi hijo con su
voz angelical pegando voces desde el salón antes de las ocho de la mañana. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
—Pero qué desayuno ni qué porras si estás comiendo cereales?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
—Pues se está quemando algo —ha dicho como si estuviera
hablando con su hermana pequeña. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
He respirado hondo tratando de ignorar el tonito, he vuelto
a coger el alisador y venga otro mechón. Ohh y ese momento ha sido sublime. El
olor a pollo quemado se ha convertido en pollo muerto. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
—Te sale humo de la cabeza, mamá —ha dicho la criatura con
un tono mezcla de sorpresa y descojone. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
—Dime algo que no vea, xiquet. —Lo sé. Soy un encanto cuando
aún no he tomado café. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
—A ver si se ha estropeado eso… <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
—No creo. Es nueva. Bueno… solo tiene un año. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Entonces ha sido cuando he visto sus ojos y su mueca a
través del espejo. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
—¿Qué has hecho? —le he dicho con ese tono mío de no te va a
pasar nada pero te vas a cagar.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
—Nada… —Y se ha puesto tan rojo al pronunciar esa palabra
que él solo se ha delatado. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
—¿Seguro?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
—Bueno… <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
—Adri… <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
—Es que quería ver cómo se me quedaba el flequillo —ha dicho
casi en un susurro. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
—Ya. ¿Y tú no sabes que este trasto en cuanto cambia de pelo
varía la temperatura?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
—Eh… ¿A cuánto está ahora?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
—220 —he respondido al tiempo que sentía cómo se me
aceleraba el pulso y echando rápidas miradas a mis puntas. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
—¡Joder cómo mola! ¡Sí que aguanto calor! ¡Bueno que llego
tarde al cole, te quiero!<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
El enano ha huido de casa más rápido que un medallista olímpico
de los cien metros lisos. Aquí me he quedado yo evaluando los daños y tratando
de poner la melena en su sitio. <o:p></o:p></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
Raquel G. Estruchhttp://www.blogger.com/profile/07264361028907593441noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-1016048352981501806.post-68092427818072223482017-04-24T11:38:00.000+02:002017-04-24T11:43:15.283+02:00Cansada del mal<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh0a_A6h1cS2dB6HvHghRN-NtPgVaj3yH34U6ykgDC4-ZDkkEir49FS-VF0isQwJ0ijUGS8z2Lao6F-Cc8wlfWDaOLuwjFcG9GM3vLNfH1YPjx-fKYbxb0J0V4o4JyCL-npPlSMY3jnFf4/s1600/2713f397b404006d07c77b5366ebfd3b.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh0a_A6h1cS2dB6HvHghRN-NtPgVaj3yH34U6ykgDC4-ZDkkEir49FS-VF0isQwJ0ijUGS8z2Lao6F-Cc8wlfWDaOLuwjFcG9GM3vLNfH1YPjx-fKYbxb0J0V4o4JyCL-npPlSMY3jnFf4/s320/2713f397b404006d07c77b5366ebfd3b.jpg" width="228" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Hay personas que nos joden la vida. Y no me refiero a esas con
las que nos cruzamos en un momento puntal. Hablo más bien de aquellas a las que
parecemos atraer en plan imán, a las que permitimos acceder a nuestro interior
y quienes, una vez ahí, arrasan con todo como el amigo Atila. Cualquiera de
nosotros podríamos escribir miles de palabras explicando diferentes experiencias
con este tipo de seres a los que, personalmente, no les deseo nada malo. Pero para
empezar me gustaría que les entraran unas cagaleras del demonio y tengan el
váter más cercano a mil kilómetros. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Sin embargo, hoy no quiero escribir sobre estos personajacos,
sino que me apetece reflexionar sobre la gente buena. Sí…haberla hayla. Como
las meigas. Esos pequeños tesoros que hay que saber encontrar y, lo más
complicado, ser capaces de conservar. Solemos estar rodeados por mediocres,
cutres e hijos de puta en general. Eso es así. Otra cosa es que queramos echar
mano del optimismo y del buen humor para levantarnos de la cama cada mañana.
PERO, como decía Serrat “de vez en cuando la vida nos besa en la boca” y pone
en nuestro camino a seres que, por una razón u otra son especiales, mágicos y
lo más importante… Buenos. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
En mi caso, mis pequeñas hadas madrinas están escondidas
detrás de cada una de vosotras que me seguís, que bromeáis conmigo día a día,
esas mujeres que me hacen sonreír con sus ocurrencias y sus anécdotas. Vosotras
que inspiráis algunas de mis historias y a partir de las que creo algunos de
mis diálogos. También estáis vosotros… Con los que reflexiono, me peleo y
también me río a placer. Me siento afortunada por teneros. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Muchos me preguntáis qué me pasa en los últimos tiempos y,
aunque no soy persona de dar explicaciones, os lo voy a contar. Estoy cansada
del MAL. Sí, así con mayúsculas. Veo cosas que no me gustan, leo muchas que me
espantan (y no porque sea de las que se limpia el chirri con papel de seda),
veo caer hostias como panes a personas que ni se las ven venir, ni se las
merecen…etc. Como eso ni va conmigo, ni me gusta, ni lo quiero cerca de mí pues
me he dedicado a limpiarme el aura o, como decía un poeta que conocí, a lavarme
el coral en el río. No estoy rara, ni enfadada, ni mucho menos triste.
Simplemente tengo el acceso limitado a mi vida y a mi persona. Bastante restringido, a decir verdad. Solo
quiero gente que me sume, no que me reste. Personas en las que pueda confiar
una tarde tomando un café y con las que no tenga que estar midiendo mis palabras,
no vaya a ser que media hora después esté subida la conversación en cualquier
muro de Facebook. En definitiva… Humanos sanos. <o:p></o:p></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Si pertenecéis a ese género… BIENVENIDOS. Si no ya sabéis… Aire que
vol dir vent </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<o:p></o:p></div>
Raquel G. Estruchhttp://www.blogger.com/profile/07264361028907593441noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-1016048352981501806.post-73551415719480707872017-04-19T11:10:00.003+02:002017-04-19T11:10:39.770+02:00Tenemos chico nuevo en la oficina<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj021rIJjGwqwH0GBMutNYg-SifFx3W5kHGQZ8lC0ebKB68B8ObZ9uK2TrAh1tU5TBjKNMI8iWFmBr6zf4yxvG5LdHAsBeFSg_hOqEyn0rETpfTn4oyDnU1fp2J69RcIHrzZBfLhSvzGxo/s1600/chico.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="213" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj021rIJjGwqwH0GBMutNYg-SifFx3W5kHGQZ8lC0ebKB68B8ObZ9uK2TrAh1tU5TBjKNMI8iWFmBr6zf4yxvG5LdHAsBeFSg_hOqEyn0rETpfTn4oyDnU1fp2J69RcIHrzZBfLhSvzGxo/s320/chico.jpg" width="320" /></a></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">No… No es
divino, ni alto, ni moreno, ni tiene los ojos verdes, ni la ropa le sienta como
un guante, ni se le adivinan los músculos en la camiseta blanca que lleva. Pero…
Es mono. El mozo ha llegado hace un par de horas cargado con su ordenador y,
cuál ha sido mi sorpresa al ver que se instalaba en la mesa que hay justo
enfrente de la mía. Se ha presentado, me ha dado dos besos, me ha contado a qué
se dedicaba y se ha interesado por mi trabajo. Luego se ha puesto a trabajar y
yo he seguido con lo mío hasta hace un momento en el que ha vuelto a dirigirse
a mí. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">—Perdona… <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">—Sí?<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">—Mira voy a mover un
poco el monitor del ordenador<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">—Perfecto —me he
limitado a responder sin entender por qué me contaba eso. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">—Es que eres tan
guapa que me distraes… <o:p></o:p></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">Y aquí estoy yo ahora
pensando si me ha llamado fea por todo el morro o si, en realidad, mi belleza
lo tiene deslumbrado… Pa mí que va a ser lo primero </span><span style="font-family: "Segoe UI Emoji",sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ascii-font-family: Calibri; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-char-type: symbol-ext; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-hansi-font-family: Calibri; mso-hansi-theme-font: minor-latin; mso-symbol-font-family: "Segoe UI Emoji";">😊</span><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">
</span><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><o:p></o:p></span></div>
<br />Raquel G. Estruchhttp://www.blogger.com/profile/07264361028907593441noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-1016048352981501806.post-84759288457329212142017-04-18T12:34:00.000+02:002017-04-18T12:34:02.673+02:00Viajando como los Alcántara<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgX21ojNQWkTuhSp5hvJOsn_DBu1nsK5f1qO4EEJxz8qf0spj2nH2ZXNM3EW5iIheZn9BKqAWHRGulEhAN58mpA55K1kd-jGNMSA8dGIpMyRsSHp_i-x6YaHZNGO1YkxZBqXbImTBdGJpA/s1600/vacaciones+2.jpeg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="212" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgX21ojNQWkTuhSp5hvJOsn_DBu1nsK5f1qO4EEJxz8qf0spj2nH2ZXNM3EW5iIheZn9BKqAWHRGulEhAN58mpA55K1kd-jGNMSA8dGIpMyRsSHp_i-x6YaHZNGO1YkxZBqXbImTBdGJpA/s320/vacaciones+2.jpeg" width="320" /></a></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Los que habéis nacido antes de la década de los ochenta
recordaréis aquellos viajes familiares con la baca del SEAT 124 cargada hasta los topes y la abuela
casi en el maletero. Durante los veranos de mi infancia disfrutaba viendo cómo
llegaban los coches a mi pueblo llenos de madrileños dispuestos a instalarse en
la playa todo el mes de agosto. Yo, como mi madre trabajaba de sol a sol, me
conformaba con imaginar cómo serían esos trescientos kilómetros que separan
Benidorm de Madrid. Qué harían durante el viaje. ¿Cantarían? ¿Contarían
historias? ¿Discutirían? A medida que fui creciendo, también mejoraron los
vehículos. De modo que nunca he vivido un viaje en plan familia Alcántara. Hasta
ayer… <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Después de una semana visitando a la familia tocaba regresar
a la rutina. Como servidora es pobre y además viaja con niño, pues no me quedó
otra que hacer el trayecto en autobús. Una que es previsora, ya se compra los
billetes en la clase Supra de Alsa y bien delante porque da la casualidad de
que el pobre Sheldon se marea en cuanto separa los pies del suelo. Treinta
minutos antes de la partida del bus aparecimos en la estación y nos ubicamos en
el andén indicado. No habían pasado ni cinco minutos cuando una señora con un
chaleco reflectante empieza a dar voces. Sí, de esas que dan los pastores al
ganado cuando están en el campo. Alucinada con la algarabía me acerqué a ver lo
que pasaba. Menos mal. Porque la buena mujer estaba anunciando a grito pelao
que los pasajeros con destino a Barcelona podíamos subir ya al autobús. En aquel mismo momento dirigí la mirada hacia
la tartana en la que se suponía que debía viajar y sonreí. Aquel vehículo no
era el mío. Yo había pagado por un bus de los buenos, como dice mi hijo y no
por un viaje al pasado. Sin embargo, algo en mi interior me impulsó a
preguntarle a la moza no fuera a ser que me quedara en tierra. Cuando me
respondió de forma afirmativa decir que se me cayeron los palos del sombrajo es
quedarme muy corta. Lo que se me cayeron al suelo fueron directamente las tetas
y eso que las tengo muy bien puestas. Con toda la calma de la que fui capaz le
dije a la buena mujer que yo tenía que ir en un supra a lo que ella me contestó
que la empresa había subcontratado servicios por exceso de viajeros y que eso
era lo que había. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Pues nada… Cogí a mi criatura, coloqué las maletas, me
despedí de mi madre y al bus que nos subimos. En cuanto puse un pie en él fue
como retroceder 35 años en el tiempo. Ese olor a plástico y a moqueta, esos
asientos con reposabrazos de skay , esa rejilla para el aire acondicionado que
solo funciona cuando el vehículo está en marcha y que suelta el frío a chorros.
Respiré hondo mientras nos acomodábamos pensando ya en la reclamación que les
iba a poner cuando mi hijo empezó a enumerar las carencias completamente
horrorizado. “Mamá no hay baño. Mamá no hay enchufes. Mamá no hay tele. Mamá no
hay Tablet. Mamá dime que no vamos a pasar seis horas aquí…”. Solo tuve que
mirarlo una vez para que asintiera, cerrara la boca y, a continuación, empezar
a marearse como un pollo. Tanto que solo tuvo fuerzas para preguntar: “Dónde se
vomita aquí”. Y no será porque no había tomado biodramina, que llevaba dos,
sino porque creo que los laboratorios farmacéuticos no fabrican pastillas para
transporte de la Edad Media. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Allá cuando quiso Dios el autobús arrancó y salimos rumbo a
Valencia. Cuando llegamos a la capital del Turia, la mitad de los pasajeros
teníamos la espalda baldada. Los asientos eran tan duros que creo que
hubiéramos podido partir cocos sin problemas encima de ellos. Todos respiramos
aliviados cuando hicimos la habitual parada de media hora. Por lo menos íbamos
a poder despegar el culo del asiento durante un rato. Luego otra vez al bus y ya
directos a Barcelona. No hacía ni veinte minutos que habíamos dejado atrás la
ciudad cuando, para nuestra enorme sorpresa, el señor conductor nos mete en el
área de servicio de Sagunto. Todos nos miramos con cara de “a lo mejor hay
alguien que se encuentra mal”. En cuanto
se detuvo el vehículo, el buen hombre agarró el micro y nos dijo: “Vamos a
hacer una parada de 45 minutos porque cinco personas se han despistado en
Valencia y hay que esperarlas. Si quieren ustedes bajar… “.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Ni bajar, ni leches. En cuanto todos comprendimos el mensaje
empezamos a alborotarnos en plan gallinas histéricas. Una que ya es muy vieja
estaba callada observando el guirigay. A mi alrededor sonaban las típicas
frases de “que se jodan”, “vámonos porque no tenemos la culpa de que la gente
sea tonta”, “esto es muy fuerte porque un avión o un tren no esperan a nadie”,
etc. Cuanto más se soliviantaba el personal, más tozudo se ponían los dos
conductores diciendo que había que esperar y que si no nos gustaba que
pusiéramos una reclamación porque ellos tampoco podían hacer nada. Y ahí fue
cuando salió mi zorrasca interior. Porque yo no tengo diosa de esa… tengo
zorrasca. Me levanté del asiento y, del mejor modo que pude y sin olvidar que
llevaba un niño al lado, les dije que no podía hacer eso. No se podía
sacrificar a 52 personas por 5. Pero ellos seguían en sus trece. Así es que
cogí el móvil, les dije que estaba llamando al 112 y que ya les explicaran la
situación a la Guardia Civil. Mentar a las fuerzas del orden y venirse arriba
el pasaje fue uno solo. Cuanto más jaleaban, más blancos se iban poniendo los
pobres hombres que nos tenían que llevar a Barcelona. ¡Menuda revolución!
Durante unos segundos nos retamos con la mirada hasta que el más mayor de los
conductores dijo las palabras mágicas: “Ea… Pues nos vamos”. Algarabía máxima,
aplausos, pitos… Parecía que hubiéramos ganado de nuevo el mundial de futbol.
Solo nos faltaba una traca para celebrarlo. La misma que hubiéramos prendido 9
horas después cuando llegamos a la ciudad con casi dos de retraso entre
aplausos, vítores y abrazos. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
No tengo ni idea de qué pasó con los cinco despistados ni si
han llegado a su destino. Lo único que sé es que hoy me duelen todos los huesos
del cuerpo y que a la empresa de transportes hace dos horas que le ha caído la
reclamación del pulpo. Eso sí… Tengo que agradecerles el maravilloso viaje a
las vacaciones de la infancia. <o:p></o:p></div>
Raquel G. Estruchhttp://www.blogger.com/profile/07264361028907593441noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1016048352981501806.post-62183128611552729832017-04-05T13:05:00.004+02:002017-04-05T13:05:39.088+02:00Mientras dormía... <div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjl17VxiqA0PnXpGziX5YMpowg_xcPW5AamT5UqsRN0C_gyOEzM41NllOUIAWMgjLua4KPp-kNTP6eG1GHk58Y4NdXFmeBGTFv6PAZt57vVqYsMvZbhsM2e0ZIiLXcC1yNvkhl5jBnaosg/s1600/cepillo.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="230" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjl17VxiqA0PnXpGziX5YMpowg_xcPW5AamT5UqsRN0C_gyOEzM41NllOUIAWMgjLua4KPp-kNTP6eG1GHk58Y4NdXFmeBGTFv6PAZt57vVqYsMvZbhsM2e0ZIiLXcC1yNvkhl5jBnaosg/s400/cepillo.jpg" width="400" /></a></div>
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Lo primero que hago cuando llego a casa después del trabajo es ducharme, ponerme ropa cómoda, recogerme el pelo y quitarme de la cara todas las pinturas de guerra. Ayer tuve uno de esos días que te agotan hasta decir basta. Terminé tan cansada que solo tuve fuerza para ponerme un pantalón de chándal y hacer la cena. La verdad es que iba monísima. Mitad Barbie Ejecutiva, mitad vengo del hiper de hacerme las mechas. </div>
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<br /></div>
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Me senté en el sofá con una ensalada y rota por completo. Puse una de las series a las que little sheldon y yo estamos enganchados. Poco a poco me fui escurriendo entre los cojines como un alga hasta que, irremediablemente, me quedé dormida. En realidad nos quedamos fritos los dos porque, cuando me desperté, allá sobre las tres, la pequeña mosca roncaba abrazada a mis piernas. Con los ojos medio pegados lo llevé a su cama. Luego fui al bañó a lavarme los dientes y de paso desmaquillarme. </div>
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<br /></div>
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Como soy de las que no les gusta hacer una cosa si puede hacer dos, me senté en el váter y aproveché el instante para pasarme el cepillo facial. Sí, ese que se lleva hasta la última célula muerta de tu ser. En cuanto lo noté vibrar sobre la piel sonreí. ¡Qué maravilla! ¡Qué relax! ¡Qué frescor! Apenas unos segundos después, la cosa se convirtió en ¡joder qué frescor! ¡Coño qué calor! Separé el cacharrito de la cara, abrí los ojos y, tras parpadear varias veces para poder enfocar bien la vista, vi una pasta blanca con un intenso olor a menta deslizándose entre las cerdas. A esas alturas, el rostro ya me ardía. En plan <i>nit de la cremà. </i></div>
<br />
Medio tambaleándome me puse frente al espejo y me miré el careto. Espectacular. Toda él era una bola enorme de mentol. Un algodón de azúcar gigante de pasta de dientes "ultra fresh" que estaba empezando a estirarme la piel al más puro estilo Renée Zellweger. Me miré con detenimiento y consideré en dejarme la plasta puesta. Tal vez tuviera propiedades antiedad y así deje de gastarme un pastón en cremas cada mes para retrasar lo inevitable. Sin embargo, los ojos me empezaron a escocer y obedecí a mi lado sensato. Abrí el grifo del agua caliente y empecé a lavarme con ella.<br />
¿Cuánta espuma suele hacer el dentífrico? Entre poca y nada, ¿verdad? ¡Error! Cuando te lo aplicas en con un cepillo eléctrico de no sé cuántos millones de revoluciones es como una gota de Fayry en una piscina de olas. Pero, como soy más cabezona que nada, ahí seguí yo dándome agua como si me fuera la vida en ello. Cuatrocientos litros después no había arreglado nada.<br />
<br />
Una luz iluminó la única neurona que no debía de estar mareada por el mentol. Alargué la mano, cogí una toalla. ¿Habéis visto alguna vez a un panda dar volteretas en su jaula del zoo? Pues lo mismo. Sin casi poder ver, con la piel tirándome nivel muerte y acordándome de todas las vírgenes, me enzarcé en una guerra a muerte con ese trozo de algodón.<br />
<br />
A las cuatro de la mañana conseguí meterme en la cama. Me he levantado con la cara tersa nivel ultratumba y un pestazo a menta que no voy a necesitar insecticida en un par de milenios.Raquel G. Estruchhttp://www.blogger.com/profile/07264361028907593441noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-1016048352981501806.post-52854713978823790932017-04-04T15:04:00.003+02:002017-04-04T15:04:44.132+02:00Punto de partida<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjZTXyFjpB0md5d6LZYELUZNnhrGJ8MSptyb6RSgM038Dt_6XPCbAUgy2o7i0dHyZDXPVRwEeZTlap5nE8EB2a6_xDgnLokGM5VlQCrRthjxtOvSKVG0BeMcOBMEEeC8ZyZdrBQ4OvRSbg/s1600/45859d716a7a7ea4cc5927c534a93531.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjZTXyFjpB0md5d6LZYELUZNnhrGJ8MSptyb6RSgM038Dt_6XPCbAUgy2o7i0dHyZDXPVRwEeZTlap5nE8EB2a6_xDgnLokGM5VlQCrRthjxtOvSKVG0BeMcOBMEEeC8ZyZdrBQ4OvRSbg/s320/45859d716a7a7ea4cc5927c534a93531.jpg" width="320" /></a></div>
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<br /></div>
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Hace unas semanas me encontré por casualidad con esta imagen. Me suelen gustar bastante los memes porque me sirven para luego crear personajes a partir de ellos. Sin embargo, este en concreto, me ha inspirado toda una historia. De momento es solo una idea, un par de páginas escritas a mano en un cuaderno y una reflexión continúa sobre cómo convertirla en un punto de partida con un final feliz. </div>
Raquel G. Estruchhttp://www.blogger.com/profile/07264361028907593441noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1016048352981501806.post-34226760923872030012017-03-29T18:47:00.000+02:002017-03-29T18:47:08.966+02:00Friki nivel Dios<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg4JIjIJoUoE7tcjfCtTXzXlffdo300jao50oAnj3jC0JiY459slI8POuK5TpR4ksBtAWtriiCQZvuHTzCXqyUJsFMvf27HnCR_qiZPUZUlB9hGw_Kbor5HnH4_j_UiDO7Mv1hFb1shipo/s1600/Food_Lifestyle.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="213" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg4JIjIJoUoE7tcjfCtTXzXlffdo300jao50oAnj3jC0JiY459slI8POuK5TpR4ksBtAWtriiCQZvuHTzCXqyUJsFMvf27HnCR_qiZPUZUlB9hGw_Kbor5HnH4_j_UiDO7Mv1hFb1shipo/s320/Food_Lifestyle.jpg" width="320" /></a></div>
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<br /></div>
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<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Soy muy fan de los programas para adelgazar que hay en
la tele. Hace un par de años, una tarde de domingo en la que estaba bastante
aburrida descubrí “Cambio radical”, ese espacio que presenta el estupendísimo y
fibradísimo Chris Powell. A los dos minutos de ver uno de los episodios, me
fascinó tanto el concepto que he procurado seguirlo con el paso del tiempo.
Como soy más de series en netflix o HBO, me hice mi propia selección de
capítulos de youtube para poder verlo cuando quisiera. De modo que, un par de
veces por semana a la hora de cenar, veo el sufrimiento de personas que pesan
más de ciento cincuenta kilos para conseguir alcanzar un cuerpo saludable. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Hace un par de meses, en su cuenta de instragram, el
matrimonio Powell anunció que iban a lanzar una app para teléfonos móviles con
la que ponerse en forma y aprender a comer de forma saludable. Como persona que
ha perdido 47 kilos en los últimos cuatro años, siempre procuro estar bastante
al día de estas cosas. Nunca está de más conocer recetas nuevas y rutinas de deporte
complementarias a las que ya hago. Entré en la web en la que se daba más
información sobre este programa y allí encontré la posibilidad de acceder a una
de las suscripciones gratuitas que se sorteaban para celebrar la puesta en
funcionamiento de la aplicación. Lo único que se tenía que hacer era enviar un
mail explicando por qué debías ser escogido. Y sí… Como mi frikismo es nivel
Dios redacté ese correo contándoles mi experiencia con el peso a lo largo de
los años y cómo había sido el proceso para disfrutar de la vida que tengo
ahora. Mandé el testimonio y me olvidé de él. Hasta ayer, día en el que se
lanzaba la app de forma oficial y me encontré con un mensaje en el teléfono en
el que se me informaba de que podía disfrutar de tres meses de suscripción
gratis porque mis palabras “have moved us in a deep way”. Vamos que los debí
emocionar. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Y nada… Aquí estoy trasteando el programita y tomando
nota de algunos de los consejos que dan porque me parecen bastante útiles. No
hay como ser rarito para que te pasen cositas así. <o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
Raquel G. Estruchhttp://www.blogger.com/profile/07264361028907593441noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1016048352981501806.post-17247020710345117452017-03-27T12:49:00.002+02:002017-03-27T12:49:57.485+02:00Instantes<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgkAylSdZ1TzhJgmOYDQBTZ45LkUuMS9ajDJVCeou9Berv9WIc6UgL18FoCAHfLtetly5bCmM9i1Kw0FbrC2-lRrP5p7ukB8LmAisPRtjvSX5pEqhyphenhyphenMpMgw6CagfatCBR2-_2DJPtapATk/s1600/6519864a32b9e5d65f3516a374b6cca1.gif" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgkAylSdZ1TzhJgmOYDQBTZ45LkUuMS9ajDJVCeou9Berv9WIc6UgL18FoCAHfLtetly5bCmM9i1Kw0FbrC2-lRrP5p7ukB8LmAisPRtjvSX5pEqhyphenhyphenMpMgw6CagfatCBR2-_2DJPtapATk/s320/6519864a32b9e5d65f3516a374b6cca1.gif" width="223" /></a></div>
<br />
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Siempre
me ha gustado la lluvia. Tal vez porque me crie en un lugar en el que las nubes
son la excepción y no la regla. O quizás porque el aroma a tierra mojada me
activa la mente. Hoy es uno de esos días en los que veo llover a través del
cristal y me siento afortunada de trabajar en lo que me gusta. Hace ya algunos
años que la vida me llevó a tomar una de las decisiones más importantes: Tener
un curro de 9 a 18 del que me quejaba a todas horas y que me tenía amargada, o
arriesgar. Conseguir lo que siempre había soñado. No fue fácil, la verdad.
Sigue sin serlo. Pero, en momentos como este, en los que solo tengo que mirar
la pantalla de mi ordenador y teclear, doy gracias por haber sido fuerte y
haber antepuesto mis deseos a cualquier otra cosa. Ahora mismo, me siento afortunada por teneros
ahí… al otro lado</span></div>
Raquel G. Estruchhttp://www.blogger.com/profile/07264361028907593441noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1016048352981501806.post-3404072253322203242017-03-24T09:00:00.000+01:002017-03-24T09:00:25.550+01:00Historias del bar (1)<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhybbE3AMUP_maL6dd26jt3pMUAgKdAptIuFc42xp1guzi_6JqFpm1x54OLdu7dauGtW6-vjMKZMlVvvl4I_9sqSgN77G9Xu1DR6F0onOYK0W1wXUxCnHqX5jcaA2KxpQ1p0JWVVHp3ot4/s1600/068054cdfb1e0708bc5c3aa1f39be2f1.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhybbE3AMUP_maL6dd26jt3pMUAgKdAptIuFc42xp1guzi_6JqFpm1x54OLdu7dauGtW6-vjMKZMlVvvl4I_9sqSgN77G9Xu1DR6F0onOYK0W1wXUxCnHqX5jcaA2KxpQ1p0JWVVHp3ot4/s320/068054cdfb1e0708bc5c3aa1f39be2f1.jpg" width="212" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Hace un rato he ido a la cafetería del despacho a por algo
de cafeína. Cuando te quedas hasta las cuatro de la mañana leyendo y te
levantas a las siete, necesitas varios litros para poder funcionar. Mientras
esperaba a que me sirvieran ha entrado una chica alta, morena y me ha llamado
la atención por lo divina de la muerte que iba vestida. Pantalones negros, sin
duda alguna de Boss, blusa blanca que tenía bastante aspecto de ser de la
colección de primavera de Tintoretto y unos taconazos maravillosos. Lucía una de esas imágenes de revista de moda
que tanto nos encandilan y sí, yo también me he enamorado hasta que la criatura
ha abierto la boca. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Ponme un café con leche<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—¡Enseguida! —le ha respondido el camarero que es un amor de
hombre. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Pero házmelo cargadito. No ese “aguachichi” que te sale de
vez en cuando.<o:p></o:p></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Cri, cri, cri…<o:p></o:p></div>
Raquel G. Estruchhttp://www.blogger.com/profile/07264361028907593441noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1016048352981501806.post-67326185695420545102017-03-22T17:20:00.004+01:002017-03-22T17:20:50.147+01:00El yoga de la muerte<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi1GwKmhB46K-qUz4tWn2woc6nDJqmYbEE3EWnn6UcoDxWD6i4-T0hLcDII9QVz_2Tp1JEOsu4YElppb3YJ8XG_Y3nlLjpe5IBvRKN0bfe6VVFDjHrVPZCeVg-BBC6LUe2I9YgKckKNRM0/s1600/yoga.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi1GwKmhB46K-qUz4tWn2woc6nDJqmYbEE3EWnn6UcoDxWD6i4-T0hLcDII9QVz_2Tp1JEOsu4YElppb3YJ8XG_Y3nlLjpe5IBvRKN0bfe6VVFDjHrVPZCeVg-BBC6LUe2I9YgKckKNRM0/s1600/yoga.jpg" /></a></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Una de las cosas a las que me he aficionado recientemente ha
sido al yoga. Al margen del deporte que practico casi a diario, necesitaba una
actividad física que me sirviera para conseguir algo de paz y equilibrio. Así es que, hace unos meses decidí probar una
clase en el gimnasio. La verdad es que salí encantada. Tanto que, desde
entonces, al menos un día a la semana intento dedicarle una horita a la paz
espiritual. <o:p></o:p></div>
<br />
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Esta mañana estaba preparada para darlo todo cuando ha
aparecido una señora nueva que nos ha informado que la clase la iba a dar ella.
Hasta ahí todo bien. Qué más da quién me calme el alma si lo hace bien,
¿verdad? Todo iba bien hasta que la mujer ha empezado a decir: “Inspirad,
expirad”. Al principio he pensado que a lo mejor se había equivocado. Sin
embargo, en cinco minutos nos ha matado a todos como cuatrocientas veces. Yo he
intentado concentrarme en lo mío. Pero cada vez que decía lo de “expirad” yo me
veía muerta en el suelo del gimnasio. Y con un ataque de risa lo más discreto
que podido me he salido de la clase. </div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Veinte minutos después ha llegado casi
todo el mundo al bar con el mismo cachondeo. Ellos también se han visualizado
muertos y no les ha gustado nada el tema. Ahora estamos decidiendo quién le
explica a la buena mujer lo de inspira y espira porque mañana no nos apetece
que nos vuelvan a matar… <o:p></o:p></div>
Raquel G. Estruchhttp://www.blogger.com/profile/07264361028907593441noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1016048352981501806.post-1107573155553504772016-12-12T19:01:00.001+01:002016-12-12T19:01:27.888+01:00Annus Horribilis<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEguFivJzy-m602NGZi9Y49KtR7PLCrWHa6y5KKPy4cBAYnso0q4Lyv4Ywb6Q_GpqbeFl66iBTUvLzzuJ2v6sUoyTzDkfIx4Md2anJVoazI75XQVSxQKJXq8KxId7gpTbygMHKlloK9BSeQ/s1600/annus.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="188" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEguFivJzy-m602NGZi9Y49KtR7PLCrWHa6y5KKPy4cBAYnso0q4Lyv4Ywb6Q_GpqbeFl66iBTUvLzzuJ2v6sUoyTzDkfIx4Md2anJVoazI75XQVSxQKJXq8KxId7gpTbygMHKlloK9BSeQ/s320/annus.JPG" width="320" /></a></div>
<br />
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Corría el año 1992 cuando la Reina Isabel II de Inglaterra calificaba así los últimos doce meses de su vida. Algunos miembros de su familia más directa se habían divorciado y a ello había que sumarle los quebraderos de cabeza que le estaba ocasionado Diana de Gales, a la que nunca quiso entender. La reina pronunció estas palabras en un banquete que se organizó en honor con motivo de sus cuarenta años en el trono. Recuerdo que estaba más pálida de lo normal y que, de no haber sido porque es una mujer educada para mantener las formas, aunque se esté muriendo por dentro, se habría roto delante de todo el mundo. En aquel momento yo aún no había cumplido los veinte. Lo primero que pensé cuando vi su imagen en la televisión era cómo alguien que lo tenía todo podía calificar nada de “año terrible”. En todas las familias se cuecen habas y la suya no iba a ser diferente. Ahora, muchos años después, sonrió con tristeza al recordar lo que equivocada que estaba. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
2016 ha sido mi particular “Annus Horribilis”. Podría enumerar todas las desgracias que no me han sucedido. Sería fácil acogerme a la tan manida frase de “podría ser peor”. ¡Por supuesto! Todo puede ser más cruel y espantoso de lo que podamos imaginar, pero también puede ser mucho mejor y maravilloso. Siempre he sido más de fijar mis objetivos hacia arriba en vez de hacia abajo. También podría optar por explicar una por una todas las cosas malas que sí me han pasado. En más de una ocasión he sentido la tentación de hacerlo. Pero cada vez que me he sentado delante del ordenador para narrarlas, me ha asaltado la misma pregunta: ¿Para qué? ¿Va a cambiar algo?</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Nunca suelo hacer balance de los años que terminan. No me gusta mirar hacia atrás. La vida me ha enseñado que el pasado no se puede cambiar, que el futuro está por venir y que lo único que nos queda es el momento. “Carpe diem” decía Robin Williams en “El club de los poetas muertos”. ¡Qué poético y qué cierto a la vez! Hoy no va a ser la primera vez que empiece a repasar estos últimos doces meses. Solo voy a enumera algunas de las emociones, a compartir algunos de los pensamientos que me rondan en una madrugada en el que medio mundo se prepara para celebrar la Navidad. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Hay personas que te hacen daño, que te rompen hasta el punto en el que despiertas una mañana y ni siquiera sabes quién eres. Seres que se acercan a esa luz que desprendes hasta que consiguen apagarla del todo. Gente a quienes, una vez se les ha pasado la fascinación por tu forma de ser, intentan cambiarte a toda costa, con cualquier argumento. Todo vale para que al final del camino sientas que tú tienes la culpa de todo y que te mereces la forma en la que te están tratando. Hay seres a quien un día escogiste querer sin saber cómo y cuánto te estabas equivocando. Pero tú eres así. Muy de darlo todo, de luchar y de quedarte hasta el final. Da igual que ese final te destroce, porque piensas que tienes la conciencia tranquila por aquello de que “al menos lo intenté”. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Todos nos hemos encontrado alguna vez con esta clase de humanos. Algunos tienen la inteligencia de saberlos detectar a tiempo y alejarse de ellos. Otros, sin embargo, parece que se sientan atraídos hacia ellos como si de una especie de droga se tratara. Es como si cada vez que te propusieras alejarte del chocolate porque te mata, llenaras con él la cesta de la compra cada vez que vas al súper. Esa clase de comportamiento que sabes que no te conviene para nada, pero que eres incapaz de detener sabiendo que cada minuto que lo mantienes estás muriendo un poco más. </div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Durante los últimos 365 días he deseado casi con la misma intensidad huir y encerrarme. ¿Contradicción? No. Puedes perfectamente liarte la manta a la cabeza, viajar a cualquier parte del mundo mientras que vas construyendo una coraza en tu interior. Un muro enorme que impida que nadie más vuelva a acariciarte el interior. Han sido días en los que he pensado que todo había terminado y que era más fácil asumir que ciertas cosas de la vida no son para mí. Se puede seguir adelante mientras te tengas a ti mismo. Pero precisamente ese ha sido uno de los principales problemas. Dicen que para encontrarse primero hay que perderse. A poder ser, mucho. En 2016 me he perdido tanto que la mañana en la que fui a buscarme solo encontré escombros y basura. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
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Alguien optimista estará pensando que aquello era lo mejor que podía encontrar. Porque, ¿qué se hace con los escombros y la basura? Recogerla y tirarla para volver a construir. Pero, ¿cómo edificas algo cuando ya no crees? ¿Cuál es el secreto para salir cada mañana de la cama por una razón que tenga que ver exclusivamente contigo y no con el mundo que te rodea? No lo hay. Al menos, yo no lo he encontrado. Hay ocasiones en los que la realidad se burla de nosotros y la única respuesta que nos ofrece para las grandes preguntas que le formulamos es un simple “porque sí”. Y no te queda más remedio que apretar los dientes, seguir respirando y tratar de que todo a tu alrededor sea lo más normal posible. No es que te apetezca, ni que estés encantada. Ni siquiera se trata de que seas fuerte. Es que eres de esas personas que piensan que la gente que te rodea no tiene la culpa de tus mierdas. </div>
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Y van pasando los días, las semanas, los meses. Pero, lejos de estar mejor y mirando hacia adelante con optimismo, tienes la sensación de que cada vez hay más escombros en vez de más limpieza. Has llegado a un punto en el que hasta la rutina más simple te cuesta la misma vida. Sigues peleando. Eso en mi caso se traduce en seguir sentándome cada mañana frente al ordenador para intentar escribir una, trescientas, cuatro mil palabras o ninguna. Lloras, moqueas, pataleas y te cagas en la vida. Al principio cada minuto, después cada diez y, con suerte solo cada hora. Hay momentos en los que crees que es mejor salir de la cueva porque nadie se merece sufrir. Otros en los que te convences de que la cueva es el mejor refugio que puedes tener. </div>
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En medio de esta montaña rusa de emociones ha llegado diciembre y sigo sin querer echar la vista atrás. Sé que he perdido mucho en el camino, pero también he aprendido. El precio ha sido muy alto. Demasiado sufrimiento… one more time. Una parte de mí no quiere confiar ni relacionarse con las emociones ajenas. Pero sé que si sucumbo a ella será la muerte. Seguiré respirando, pero pasaré por la vida de puntillas. Y no es así como lo imaginé. </div>
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Hace unos pocos días alguien muy cercano me dijo: “Solo tienes que creer”. A lo mejor es una gilipollez más. O tal vez tenga razón. Tampoco quiero analizarlo demasiado porque creo que es una de esas decisiones de blanco o negro, todo o nada. Se cree o no se cree. En lo que sea: La Navidad, el Black Friday, la HBO o en que hay vida inteligente en Internet... Cada uno encuentra sus motivaciones para hacerlo. Yo he sido de encontrar las mías. Solo son dos. Las necesarias para pensar que 2017 será ESE año que me merezco, que nos merecemos, que os merecéis. </div>
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Raquel G. Estruchhttp://www.blogger.com/profile/07264361028907593441noreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-1016048352981501806.post-72072780124392882872016-05-26T11:16:00.000+02:002016-05-26T11:16:26.936+02:00En ocasiones veo magia<br />
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg3jImWDp3T56KkzTnMBNYA9S14dnh1CCpkRRwivZpPUXHLwMXl_YANqBkhFOea2Vqrw2F_b1Gs9GLYhPCldNFUYhuJjXqTDr5IZ82WQlmnzIggGdgJGf5WcvOMn7MTpJ5tfOhEZNsr4b0/s1600/globos.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg3jImWDp3T56KkzTnMBNYA9S14dnh1CCpkRRwivZpPUXHLwMXl_YANqBkhFOea2Vqrw2F_b1Gs9GLYhPCldNFUYhuJjXqTDr5IZ82WQlmnzIggGdgJGf5WcvOMn7MTpJ5tfOhEZNsr4b0/s320/globos.jpg" width="209" /></a></div>
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Hace unos días tuve que ir al aeropuerto a recoger a un autor que venía a pasar unos días a Barcelona. Fui con bastante tiempo porque me gusta observar siempre el ambiente que se respira en la zona de llegadas. Esas caras de entusiasmo, de ansia, de expectación ante el inminente momento de ver a los seres queridos a los que tanto se ha echado de menos. O tal vez se esté esperando a ese ser que verás por primera vez y que es posible que se convierta en el amor de tu vida. </div>
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Me puse como siempre en la parte de atrás junto a la cafetería. Desde allí tenía una visión perfecta de todo lo que acontecía. Después de pasear la mirada durante varios minutos me fijé en un chico alto, moreno. Cómo no verlo. Ahora seguro que pensáis que voy a decir que era guapísimo y divino. Pues no. El chaval era de lo más normalito del mundo, aunque había algo que le hacía sobresalir sobre el resto. Me acerqué un poco hacia donde se encontraba para comprobar que era cierto lo que mis ojos habían intuido. En efecto. Allí estaba. </div>
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En la mano derecha y casi a ras de suelo el joven llevaba un montón de globos de colores que trataba de ocultar de la vista de los demás probablemente para no ser objeto de burla o mofa. Siempre hay gente muy gilipollas, ya sabéis. En la mano izquierda llevaba un montón de ositos de peluche unidos entre sí con cintas de colores. </div>
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El corazón se me aceleró. Lo confieso. Estaba a punto de presenciar uno de esos encuentros románticos que se ven en las películas y que, reconozcámoslo, nos hacen babear a todas. Consulté la llegada del vuelo de mi colega de profesión y recé para que llegara después de que la magia se hubiera producido antes mis ojos. </div>
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Por azares del destino así fue. Unos pocos minutos después vi cómo al chico se le iluminaba la cara. Seguí la dirección de sus ojos y yo también sonreí. Una chica rubia, muy joven caminaba en dirección a él con las mejillas sonrojadas. Entonces él levantó las manos haciendo así que los globos se elevaran junto con los ositos de peluche. Y sí… Todas miramos, babeamos y hasta se nos escapó una lágrima. Porque, por mucho que nos empeñemos en lo contrario, hay cursiladas que molan¡¡</div>
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Raquel G. Estruchhttp://www.blogger.com/profile/07264361028907593441noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-1016048352981501806.post-44952881419739170312016-05-11T12:38:00.000+02:002016-05-11T12:38:00.572+02:00El libro de mi vida<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi3eAgi7e5v8n5xOwpoACc1z6xtECBBqE5Jkg4r6wWw5pV77_j8a7aVX_1yP0oW1i91H8o0d5ytQxGlmuljU3VKo8GDJTzZkjjqfplSiTmfRcRqC1MfgfNssSbtMAVTWzhL5EWc3bCbl_s/s1600/libro+antiguo.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="213" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi3eAgi7e5v8n5xOwpoACc1z6xtECBBqE5Jkg4r6wWw5pV77_j8a7aVX_1yP0oW1i91H8o0d5ytQxGlmuljU3VKo8GDJTzZkjjqfplSiTmfRcRqC1MfgfNssSbtMAVTWzhL5EWc3bCbl_s/s320/libro+antiguo.jpg" width="320" /></a></div>
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<span style="text-align: justify;">Tenía doce años cuando leí mi primera novela de Victoria Holt. “La herencia Landower” se titulaba. Hasta aquel momento había pasado los años de mi niñez devorando todo lo que caía en mis manos (incluidas las novelas de la colección Jazmín y Harlequín que cambiaba en el estanco cada semana). Era verano y, mientras en mi casa veían la enésima reposición de la serie Falcon Crest, me iba a mi cuarto a perderme entre las páginas de ese libro. </span><br />
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La historia me cautivó desde el principio. Dos hermanos, una chica, un misterio y la posibilidad de un gran amor. Tardé solo unos pocos días en devorarlo. Al llegar a la última página tuve esa sensación que ahora me es tan familiar. La de quedarme huérfana. Qué iba a ser de mí sin saber nada más de esos personajes que habían llenado las últimas horas de mi vida. Encontré la respuesta un par de noches después. </div>
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A la mañana siguiente me levanté y fui directa a la hucha en la que guardaba la paga semanal que me daba mi madre. La abrí. Cogí todo el dinero y fui a la librería. Me compré todo lo que tenían de aquella autora que tanto me había fascinado. El resto del verano fue de los mejores que recuerdo. Días de playa y de interminable lectura bajo la sombrilla. Durante esas semanas se fraguó en mi interior parte de la persona que soy ahora. Un solo libro bastó para prender la llama que todavía sigue viva. </div>
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Y vosotros… ¿Tenéis un libro que os marcó?</div>
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Raquel G. Estruchhttp://www.blogger.com/profile/07264361028907593441noreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-1016048352981501806.post-87814632839405865052016-04-28T12:26:00.002+02:002016-04-28T12:26:53.538+02:00Entrevistas que disfrutas<div style="text-align: justify;">
Hoy os dejo la entrevista que me han hecho los amigos de <a href="https://orbecultural.wordpress.com/">Orbe</a> y con la que me lo he pasado estupendamente. Espero que vosotros también la disfrutéis y de paso me conozcáis un poquito más. </div>
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<a href="https://orbecultural.wordpress.com/2016/04/28/raquel-g-estruch-la-loca-del-cono-surgio-una-tarde-tomando-cafe/">https://orbecultural.wordpress.com/2016/04/28/raquel-g-estruch-la-loca-del-cono-surgio-una-tarde-tomando-cafe/</a></div>
Raquel G. Estruchhttp://www.blogger.com/profile/07264361028907593441noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-1016048352981501806.post-72539224566867822452016-04-18T15:08:00.000+02:002016-04-18T15:08:01.377+02:00Un instante especial<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiP4nMghKRzaQyn69ijZhj_x5sR0vwwlM-Mr4vrxewsEIwluTJuEssD32jBwl4mgNEWyrVbojH30xPVEsk4ZuQ4aLS8EDFWDy9UIFtphtW9w2Z2MHfwXlJ-rZUyCLJZlMvtvOJjTBF50h0/s1600/writing.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiP4nMghKRzaQyn69ijZhj_x5sR0vwwlM-Mr4vrxewsEIwluTJuEssD32jBwl4mgNEWyrVbojH30xPVEsk4ZuQ4aLS8EDFWDy9UIFtphtW9w2Z2MHfwXlJ-rZUyCLJZlMvtvOJjTBF50h0/s1600/writing.jpg" /></a></div>
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Una de las cosas que más me gustan del hecho de escribir es conocer las opiniones de los lectores. Tanto si son buenas como si son malas siempre aprendo mucho de ellas porque me hacen reflexionar sobre cómo enfocar mi próximo proyecto. Desde que hace un mes se publicó “Un vestido a mi medida” me han ido llegando comentarios de todos vosotros sobre una historia que he pretendido que sea diferente y que os emocione. A todos los que os habéis tomado un minuto de vuestro tiempo para hablar conmigo… ¡Gracias!<br />
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Ayer tuve ocasión de vivir uno de esos momentos en los que te emocionas hasta más no poder. Ese instante en el que se te eriza la piel desde la nuca hasta la cintura y el estómago te cosquillea con fuerza. El motivo de esta reacción de mi cuerpo se llama Ana. Una chica de quince años que se ha convertido ya en mi lectora más joven y que me escribió una de las críticas de mi última novela que más me han emocionado por su sencillez, su sinceridad y por la pasión que ha puesto en cada una de las líneas que me ha hecho llegar.<br />
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Es un inmenso placer para mí que me acompañes en este viaje y espero que volvamos a encontrarnos pronto:)<br />
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Raquel G. Estruchhttp://www.blogger.com/profile/07264361028907593441noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-1016048352981501806.post-6574834907299022182016-04-13T12:18:00.000+02:002016-04-13T12:18:38.578+02:00Se busca protagonista masculino<br />
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg23yCABq4PHvdaKZG2sHuzJuBbUAIPLq28D1oMHE8C1kxRRD_z89s7QmNuRSvJSrW5qgUNIFEOEe__8Udyg4PJd2Q6JXgzq8w2WuKgbeCfHMLCRr3JykHM0mS6Too28Uaz1ALDWT7OtXg/s1600/velencoso.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg23yCABq4PHvdaKZG2sHuzJuBbUAIPLq28D1oMHE8C1kxRRD_z89s7QmNuRSvJSrW5qgUNIFEOEe__8Udyg4PJd2Q6JXgzq8w2WuKgbeCfHMLCRr3JykHM0mS6Too28Uaz1ALDWT7OtXg/s200/velencoso.jpg" width="156" /></a><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhwFQWyURMz4lq7yu6IfPXkV2iCfNlu47fli6aCRw5QWvl9qSTX8_fI710ijEokNlyh13bB5WJttVUxqrc6EzwqY318u7fef_H1SX28Qi1AoeliQft5Cjn0tvSLOqcnt25OV9WWm4oxjao/s1600/Kortajarena.jpeg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="198" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhwFQWyURMz4lq7yu6IfPXkV2iCfNlu47fli6aCRw5QWvl9qSTX8_fI710ijEokNlyh13bB5WJttVUxqrc6EzwqY318u7fef_H1SX28Qi1AoeliQft5Cjn0tvSLOqcnt25OV9WWm4oxjao/s200/Kortajarena.jpeg" width="200" /></a></div>
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Hace poco más de un mes que se publicó "Un vestido a mi medida", la última novela que he escrito y que estoy disfrutando al máximo mientras la promociono por toda España. Cualquier otra persona estaría centrada en este trabajo en exclusiva, Sin embargo yo... ¡Ya me conocéis! </div>
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La cuestión es que he empezado ya a escribir el que será mi próximo libro publicado con editorial (porque antes hay otros proyectos exclusivos para Amazon) y que ya os avanzo será para 2017. Es una historia de amor, desamor, traición y muchos sentimientos que está ambientada entre Barcelona y un pequeño pueblo de la provincia de Pontevedra. Hasta aquí lo que os puedo contar sobre el argumento. </div>
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Ahora ando enfrascada buscando al personaje masculino, ese que hará temblar los cimientos de mi protagonista y con el que vivirá cosas inolvidables. Ahí es donde me ha surgido el debate interior. Tengo dos candidatos y necesito vuestra ayuda. ¿Kortajarena o Velencoso? ¿A quién de estos dos pedazo de señores veis como protagonista de un amor de esos que te cambia la vida??</div>
Raquel G. Estruchhttp://www.blogger.com/profile/07264361028907593441noreply@blogger.com6tag:blogger.com,1999:blog-1016048352981501806.post-70427422621376229452016-04-11T10:07:00.001+02:002016-04-11T10:07:18.703+02:00A fuego lento<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi2Ua6v4L6TzKyAaf3mZ9HzNbhoELaK_Jka8fwx_RE6U9kD3J4KXGYnvjTWwLbjp2NhGeP8NQwn06Nt6hjorJn4tVZeyn1Pn_LH2yvWnKFjlKgxmrhA-zwrzZ48ttvrhawp-86qiYIRec8/s1600/novela.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="183" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi2Ua6v4L6TzKyAaf3mZ9HzNbhoELaK_Jka8fwx_RE6U9kD3J4KXGYnvjTWwLbjp2NhGeP8NQwn06Nt6hjorJn4tVZeyn1Pn_LH2yvWnKFjlKgxmrhA-zwrzZ48ttvrhawp-86qiYIRec8/s320/novela.jpg" width="320" /></a></div>
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Llevo semanas dándole vueltas a nuevos proyectos que quiero que vean la luz lo antes posible. Uno de ellos probablemente lo haga después del verano y el otro es ya para 2017. Sin embargo, es este el que está ocupando gran parte de mi tiempo. Se trata de una nueva novela que me ronda por la mente desde hace bastante tiempo y que al final me he atrevido a empezar a escribir. Suele decirse que los escritores nos alimentamos de lo que pasa a nuestro alrededor a la hora de contar nuestras historias y que basamos nuestros personajes en personas de nuestro entorno. </div>
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En mis últimas novelas he tratado de obviar esta norma. He procurado crear entornos y situaciones que poco o nada tuvieran que ver conmigo porque pensaba que era lo correcto. La cuestión es que en los últimos tiempos pasan demasiadas cosas a mi alrededor como para seguir ignorándolas. Por este motivo en esta nueva novela que verá la luz en unos meses, tanto la protagonista como uno de los secundarios están siendo creados a partir de personas que conozco, a las que quiero y que han vivido cosas muy intensas que creo que merecen ser contadas. Sé de la dificultad de crear un personaje desde cero y esperaba que fuera algo más sencillo hacerlo a partir de personas que conozco desde hace años. Estaba equivocada. Hablar, aunque desde la ficción, de la vida de otros es todavía más complicado que tener que inventarse las cosas. En cualquier caso, lo estoy disfrutando mucho. </div>
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Todavía no os puedo desvelar demasiado de esta nueva novela de la que me estoy enamorando más con cada día que pasa. Solo deciros que está ambientada entre Barcelona y un pequeño pueblo de Galicia. Viviremos amor, desamor, celos, envidias y, por primera vez, conoceremos a una de esas malas a lo Ángela Channing. Tengo que confesar que este es uno de los personajes con los que más estoy disfrutando. Me encantaría contaros más cosas, pero entonces estaría desvelando demasiado y se perdería la magia de que seáis vosotros quienes descubráis esta historia. </div>
<br />Raquel G. Estruchhttp://www.blogger.com/profile/07264361028907593441noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-1016048352981501806.post-23485269627203224752016-03-05T14:34:00.001+01:002016-03-05T14:34:26.022+01:00La primavera ha venido... <br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg6TvnBINKl_Nv8J9E0H4pBMZvWQgeLSPsx3O64xIG5YiXkz3xv2TwCnXbFVPF3ItEIaMb2ZOfwtMBKlHVH6_BvkhGR6EeyZ7eb0Wn_rQ7yo9ZdiCW-_-hEIyFcRwRSSOGgoYLa3DTv1No/s1600/bascula.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg6TvnBINKl_Nv8J9E0H4pBMZvWQgeLSPsx3O64xIG5YiXkz3xv2TwCnXbFVPF3ItEIaMb2ZOfwtMBKlHVH6_BvkhGR6EeyZ7eb0Wn_rQ7yo9ZdiCW-_-hEIyFcRwRSSOGgoYLa3DTv1No/s1600/bascula.jpg" /></a></div>
<span style="background-color: white; color: #141823; font-family: helvetica, arial, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 18px; white-space: pre-wrap;"><br /></span>
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<span style="background-color: white; color: #141823; font-family: helvetica, arial, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 18px; white-space: pre-wrap;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #141823; font-family: helvetica, arial, sans-serif;"><span style="background-color: white; font-size: 14px; line-height: 18px; white-space: pre-wrap;">Ya es primavera. Y no porque lo diga el Corte Inglés ni los 18ºC que hay ahí fuera. Sino porque ya ha empezado el bombardeo de "Pierde 20 kilos en un mes", "Pierde 8 kilos en 3 días" y ponte esta crema que va a hacer que se te quede la piel del trasero como la de un recién nacido. También es la época en la que los gimnasios se llenarán de gente que pensarán que con solo 8 semanas (eso si no abandonan antes como suele pasar) conseguirán marcar los abdominales en el bikini y tener los muslos tersos para meterse en esos shorts que se han comprado con la esperanza de entrar en ellos en mayo. </span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #141823; font-family: helvetica, arial, sans-serif;"><span style="background-color: white; font-size: 14px; line-height: 18px; white-space: pre-wrap;">Cada vez que leo este tipo de anuncios me invaden dos sensaciones. La primera es el estupor. Me parece increíble que todavía haya personas que se crean esta serie de cuentos chinos y que castiguen el cuerpo con dietas que, más que adelgazar, lo que hacen es dejarte machacada, ansiosa y con ganas de comerte ocho kilos de chocolate en cuanto se dejan. La segunda es una mezcla de alegría perversa y tristeza cuando veo a señoras sudando como pollos corriendo sobre la cinta del gimnasio mientras pienso: "No llegas ni de coña". Seguro que ahora más de uno está pensando que soy una cabrona insensible. Tal vez sí pero no es ese el argumento que válido de esta reflexión. La cuestión es otra... </span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #141823; font-family: helvetica, arial, sans-serif;"><span style="background-color: white; font-size: 14px; line-height: 18px; white-space: pre-wrap;">Si uno es consciente de que le sobran kilos, no porque lo diga la moda o la cinturilla del pantalón, sino porque un profesional le ha aconsejado bajar de peso, ¿no es mejor ponerse a ello manos a la obra cuando antes y no darse estos atracones que no sirven para nada? ¿Por qué no empezar haciendo ejercicio físico moderado en vez de meterse una clase de body pump de la que seguro saldrá con agujetas para un mes? ¿Por qué no cuidarse durante todo el año sin privarse de nada y castigarse ahora comiendo tan solo tres hojas de lechuga al día o un yogur?</span></span></div>
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Raquel G. Estruchhttp://www.blogger.com/profile/07264361028907593441noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-1016048352981501806.post-77147468094352273992016-02-20T11:25:00.000+01:002016-02-20T11:25:24.022+01:00Un nuevo proyecto<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEha7XfVt1h819mHt71OQwJBDbwCso-_fvosworWkOQEwoctVHNrjqTMgV0fyF7E77hBYz3y5EdrgSl-aQOb6NrsjCCYo_gnlH-Fn0EL3qFsghmPjEZQAtF9ixgsskwjWlNp71k_E2Iwgv0/s1600/portada.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEha7XfVt1h819mHt71OQwJBDbwCso-_fvosworWkOQEwoctVHNrjqTMgV0fyF7E77hBYz3y5EdrgSl-aQOb6NrsjCCYo_gnlH-Fn0EL3qFsghmPjEZQAtF9ixgsskwjWlNp71k_E2Iwgv0/s320/portada.jpg" width="187" /></a></div>
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El próximo día 15 de marzo saldrá a la venta la novela "Un vestido a mi medida". En esta ocasión lo hace de la mano de Versátil, una editorial a la que estoy muy agradecida por haber confiado en este proyecto y con la que espero poder trabajar en muchas más ocasiones. El libro estará a la venta tanto en papel como en digital, de modo que no tenéis excusa para no leerlo. </div>
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Ahora seguro que os estáis preguntando por el argumento. Pues bien... Aquí lo tenéis:))</div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhk7iwcRAI3Y5Ew6JcATa3tsTw-G-1kFv1eHDf4c5lOUN6y9WFJgp8fJ4FsoBpmEFyqn0WEDxb0Pg1nlbdhu2Mae2pX-ecPd7OxVL0EWbpACkoNPrfbPEyB3SyaA525jyxb_Wb_D0iEBWE/s1600/sinopsis+OK.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhk7iwcRAI3Y5Ew6JcATa3tsTw-G-1kFv1eHDf4c5lOUN6y9WFJgp8fJ4FsoBpmEFyqn0WEDxb0Pg1nlbdhu2Mae2pX-ecPd7OxVL0EWbpACkoNPrfbPEyB3SyaA525jyxb_Wb_D0iEBWE/s320/sinopsis+OK.jpg" width="263" /></a></div>
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Estoy impaciente porque lo leáis y me deis vuestra opinión. Nos vemos en nada'¡¡¡</div>
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Raquel G. Estruchhttp://www.blogger.com/profile/07264361028907593441noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-1016048352981501806.post-17980084740416235032015-12-10T16:03:00.000+01:002015-12-10T16:03:00.692+01:00Las lentejas congeladas<br />
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg8BwtxkmwA-BBJ-RJqtPyAlAyA2o1Jv_4fDCvNwRc8gz8cDO8D9QxUyi-tWpcELK8Xirqal5d45FW_byLxsNeEYUmJ9pLyPQkiXOdNobkdV17otPlb5IEdn97tIDIFiU2YKI0DAkAl0FI/s1600/bolsas.png" imageanchor="1"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg8BwtxkmwA-BBJ-RJqtPyAlAyA2o1Jv_4fDCvNwRc8gz8cDO8D9QxUyi-tWpcELK8Xirqal5d45FW_byLxsNeEYUmJ9pLyPQkiXOdNobkdV17otPlb5IEdn97tIDIFiU2YKI0DAkAl0FI/s320/bolsas.png" width="287" /></a><br />
El otro día le comentaba a la Beni que, con el agotamiento que llevo, no tengo ganas ni de cocinar. Ella fue tan práctica como siempre.<br />
—<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>¿Por qué no les compras comida preparada? Aunque sea solo hasta que dejes de trabajar tantas horas y estés un poco más recuperada.<br />
—<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Es que todas esas cosas saben a plástico.<br />
—<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>¡Qué va! Eso era antes. Tendrías que ver la de platos ricos que se pueden encontrar.<br />
Siempre me he fiado mucho de su criterio así es que, al final, me convenció para probar alguna de esas delicias. Ella misma se encargaría de ir a comprarlas y de llevarlas a casa. Y así fue. Aquella misma noche encontré el congelador de mi casa igual de hermoso que los de Carrefour cuando hay fiestas. En cuanto vi los nombres de las cosas que había allí dentro se me hizo la boca agua. Calenté un pollo con verduras que tenía una pinta maravillosa y se lo puse a los hombres. Hubiera dado lo mismo que les hubiera echado pienso para perros. Se lo tragaron sin rechistar. Tantos años en la cocina y resulta que con seis minutos en el micro también se alimentan.<br />
Llevamos comiendo así casi quince días. Todo iba bien hasta anoche…<br />
Llegué a casa reventada después de otras doce horas entre vísceras, sangre y cachos de carne. Tenía las mismas ganas de calentarme la cabeza con el menú como de cortarme las uñas de los pies con una radial. Abrí el congelador y cogí lo primero que pillé. Resultaron ser tres raciones de lentejas a la riojana. “Genial”, pensé pa mis adentros. “Algo así me entonará el cuerpo”. Las calenté en el micro, las serví en la mesa. Los lobos que tengo en casa, se las tragaron a tal velocidad que las habrán cagado sin digerir. Yo me tomé mi tiempo. Tenía que reconocer que, para ser precocinadas, estaban bastante buenas. Luego me tumbé en la cama y he amanecido hoy a las cinco de la mañana más cansada que cuando me acosté.<br />
He llegado a la carnicería a mi hora de siempre y me he tomado el cafetito con la Maritxell. Poco a poco la parada se ha empezado a llenar de gente y la mañana ha sido un no parar. Un poco antes de la hora de comer ha venido la señora Carmen, una viuda forrada que vive en la parte baja del Eixample y a la que hay que tratar de su excelencia como mínimo. Casi siempre la atiende mi jefa pero hoy, cosas de la vida, me ha tocado a mí. La buena señora ha hecho una compra con la que seguramente podrá dar de comer a toda el área metropolitana de Barcelona e incluso de Girona. Estaba terminando de hacerle la cuenta cuando me ha pedido que le hiciera un favor.<br />
—<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Niña… ¿Te importaría meterme todo esto en el coche? Lo tengo aparcado ahí fuera en doble fila.<br />
He mirado a mi jefa suplicando que no me hiciera cargar con todo aquello pero, como de costumbre, se ha hecho la loca.<br />
—<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Claro, Doña Carmen. Ahora mismo se lo llevo todo — he dicho al tiempo que pensaba cuántos viajes iba a tener que hacer para cargar todas las bolsas.<br />
En cuanto la clienta ha empezado a andar la he seguido hasta la calle. Y, en efecto, casi en la misma puerta tenía aparcado su flamante BMW sobre la acera. Me ha abierto el maletero y ahí que he empezado a meter las cosas. En una de las ocasiones en las que me he agachado se me ha caído un pedo. Sí y digo caído porque eso es exactamente lo que ha pasado. Ha salido de la nada. Rotundo, denso, apestoso y, sobretodo, sonoro. He asomado el hocico desde la parte de atrás del coche para comprobar si la señora se había enterado de algo. La he encontrado mirándome con una mezcla de estupor y asco. Luego he mirado a ambos lados de la calle y me he dado cuenta que un grupo de paquistaníes que había sentados en un banco a pocos metros se morían de risa. Perfecto. Media calle acababa de oír el pedo. Como tenía que seguir cargando bolsas he respirado hondo, he levantado la cabeza con dignidad y, sin decir ni media palabra, he regresado al interior del mercado a por el resto de la compra. La tenía ya casi cargada cuando me he encontrado a doña Carmen justo detrás.<br />
—<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Meritxell haga el favor de llevar a su empleada al médico porque creo que ha comido en mal estado — ha dicho la buena señora con el claro objetivo de humillarme.<br />
—<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>¿Qué es lo que ha pasado, Antonia? — ha preguntado mi jefa en un tono poco amistoso.<br />
—<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Que yo sepa nada — he respondido como si el tremendo cuesco jamás hubiera salido de mi culo.<br />
—<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>¿Cómo que nada? ¡Menudo pedo te has tirado al lado de mi coche! — La clienta ha pegado tal berrido que creo que la han debido de escuchar hasta en Montserrat.<br />
—<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>¿Qué dice? ¿Un pedo yo? A ver si ha escuchado usted otro ruido y ha pensado que he sido yo. — Pensaba defenderme hasta la muerte.<br />
—<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>¡Sé perfectamente lo que he escuchado! Y… ¡Has sido tú!<br />
Mi jefa ha empezado a mirarme con muy mala cara. En ese momento he pensado que lo más inteligente era coger las bolsas y huir. Cuando he llegado al coche he repetido la operación anterior y, otra ristra de pedos, han abandonado mi cuerpo. En honor a la verdad tengo que confesar que estos no se me han caído. Necesitaba que abandonaran mi cuerpo con urgencia porque me estaban dando unos retortijones de barriga de los finos… finos… Por suerte para mí han sido de los silenciosos. Pero olían a muerto igualmente.<br />
Estaba a punto de terminar de cargar toda la compra cuando me he dado cuenta de que no cabía todo en el maletero del coche. He abierto una de las puertas traseras y he cargado el resto de las bolsas en el interior del coche. Y ha sido entonces cuando he sentido la llamada del mismísimo demonio en forma de retortijón tipo “me cago viva”. Estaba segura de que si intentaba moverme no me daría tiempo de irme a un lugar apartado para aliviar mi cuerpo. Tampoco podía quedarme en la posición en la que estaba. Por suerte, soy una mujer de recursos. Me he metido en el coche de Doña Carmen. Me he sentado en el asiento. He cerrado la puerta y he dado el mejor concierto de Año Nuevo de la historia. Lo que ha salido de mi cuerpo no era de este mundo. ¡Dichosas lentejas congeladas! Por suerte he terminado justo cuando doña Carmen regresaba acompañada por mi jefa con una cesta de regalo. A saber qué le habrá contado para que la Maritxell se estire de ese modo. He salido toda digna del interior del vehículo y me he esperado a que la señora entrara en él. Luego la he mirado con una enorme sonrisa y, en cuanto he visto su cara de estar a punto de asfixiarse, he murmurado: “Feliz Navidad, cacatúa”.<br />
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Raquel G. Estruchhttp://www.blogger.com/profile/07264361028907593441noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1016048352981501806.post-66397375119004453512015-11-24T15:00:00.000+01:002015-11-24T15:00:07.601+01:00Sexo salvaje<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg94Vcd5WPgOmiDCQmonip1K6FgcEQyccNi9dMzz8uT2YCDxxzH-aE3_wJmPz6vIimPK96wVZb7uVX1ZedrfJs9mJ0Vwwi3npcNSPqRfnmOgY1CvpcMmL9_OEnxcKwGpphRGa4vn1zDdOs/s1600/mando.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="179" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg94Vcd5WPgOmiDCQmonip1K6FgcEQyccNi9dMzz8uT2YCDxxzH-aE3_wJmPz6vIimPK96wVZb7uVX1ZedrfJs9mJ0Vwwi3npcNSPqRfnmOgY1CvpcMmL9_OEnxcKwGpphRGa4vn1zDdOs/s320/mando.jpg" width="320" /></a></div>
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<b>© La Loca del Coño</b><br />
<div style="text-align: justify;">
Tengo un dolor de cabeza horrible. Anoche se me fue la mano con la ginebra pero es que necesitaba un poco de calor. Después de cenar me senté en el sofá con la intención, una peli o cualquier cosa que me ayudara a no pensar. Últimamente le doy mucho a la neurona. La Beni tiene la culpa de eso. Bueno y José Coronado. Desde que se me apareció mientras me comía aquel bocata de jamón serrano con tomate no he vuelto a ser la misma. Los dos me han dicho lo mismo: Que tengo que cambiar de vida y bueno… Ayer intenté dar el primer paso. </div>
<div style="text-align: justify;">
Mientras estaba tapada con la manta se acercó Pepe, se sentó a mi lado, cogió el mando de la tele y puso el fútbol. Me quedé mirando fijamente la pantalla mientras veía cómo veintidós tíos sudorosos corrían detrás de un balón. Y oye… Una también tiene sus necesidades y se pone cachonda de vez en cuando. Así es que alargué la mano y empecé a acariciar a Pepe. Como resultado obtuve un gruñido pero como ni se inmutó pues seguí afanándome en la tarea. Poco a poco vi cómo el Levantito empezaba a ponerse cada vez más tenso. Sonreí para mis adentros. La cosa iba viento en popa. Me arrimé un poco más a él y seguí con el jueguecito que había empezado como si la vida me fuera en ello. Miré de reojo a mi marido y vi que empezaba a ponerse colorado. Qué maravilla. ¡Por fin íbamos a tener una noche de empotramiento! </div>
<div style="text-align: justify;">
Me estaba viniendo arriba cuando su voz resonó en todo el salón. </div>
<div style="text-align: justify;">
—<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>¿Quieres dejar quieto el mando a distancia de una puta vez?</div>
<div style="text-align: justify;">
—<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>¿Ahora lo llamas así? — respondí toda melosa y cachonda. </div>
<div style="text-align: justify;">
—<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>¡Antonia, cada día estás más agilipollada! </div>
<div style="text-align: justify;">
A continuación noté que se escapaba de entre mis dedos la parte de su cuerpo que tanto ansiaba. Pepe puso el brazo por encima de la manta que nos cubría a los dos y me enseñó el trasto ese que sirve para cambiar los canales de la tele. Un grito de espanto se escapó de mi garganta. ¿Desde cuándo no era capaz de diferenciar una polla, más en concreto la de mi marido, de un aparato tecnológico? No dije nada y corrí en dirección a la cocina. Cogí la botella de ginebra y después me encerré en el váter. Bebí a morro un trago tras otro hasta vaciarla. Después de un buen rato me sentía mucho mejor. Un poco mareada… Bueno, muy mareada pero llena de energía. Solo tenía una idea en la mente: Que Pepe me diera lo mío. Sin embargo no contaba con que tenía que bajar las dichosas escaleras con el pedo que llevaba, Pero nada iba a impedir que cumpliera mi misión. </div>
<div style="text-align: justify;">
Cuando llegué al primer peldaño me agaché. Puse el culo en el borde y me deslicé como un trineo sobre la nieve. En realidad fui dándome una hostia tras otra contra las paredes y la barandilla pero logré superar el obstáculo. Me puse en pie con bastante dificultad y empecé a desprenderme del pijama de felpa. ¿Por qué siempre los bajos de los pantalones se enganchan en la punta de los dedos y provocan que te des de morros contra el suelo? Tumbada sobre la alfombra detrás del sofá empecé a girar sobre mí misma en plan croqueta. Comprobé con ilusión que era mucho más fácil desnudarme en el suelo que de pie. Cuando no me quedaba ni una pieza de ropa encima intenté incorporarme pero todo me daba vueltas. Entonces urdí un plan brillante. Me arrastraría por el suelo cual gacela acechando a su presa y saltaría sobre Pepe. Él me cogería entre sus musculados brazos y haríamos el amor hasta el amanecer. </div>
<div style="text-align: justify;">
Empecé a reptar con la misma gracia con la que un hipopótamo poda un bonsái. El suelo también me daba vueltas. Aun así no cejé en mi empeño. Sonreí al ver el borde de la manta que cubría el sofá. Respiré hondo, cerré los ojos y usé toda mi energía para catapultarme sobre él. Un golpe seco en la boca me devolvió a la realidad. Acababa de comerme el respaldo del sofá. Traté de incorporarme sin éxito. Las piernas se me habían quedado encajadas. Una mirando pa Cuenca y la otra pa Mallorca. “¡Ay Dios mío!”pensé. ¿Cómo iba a salir de allí?</div>
<div style="text-align: justify;">
—<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Toñi, hija. Lo tuyo no es normal. Esa obsesión que te ha entrado ahora por el yoga hay que consultarlo con el médico. </div>
<div style="text-align: justify;">
Ni siquiera me molesté en responder porque habría reconocido la voz de mi madre hasta en el infierno. </div>
<div style="text-align: justify;">
—<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Si vas a dormir en el sofá abrígate y ponte en una postura más cómoda, mujer. Que así te va a dar un lumbago o peor… ¡una hernia!</div>
<div style="text-align: justify;">
Lo siguiente que escuché fue la suela de cuero de sus zapatillas de invierno arrastrándose hacia su habitación. Después la casa se quedó en silencio. De Pepe… ni rastro. Como soy mujer de a grandes males grandes remedios me dediqué a impulsar el peso de mi cuerpo con los brazos. El comedor no dejaba de dar vueltas. Aun así conseguí volcar el sofá. Esta vez, como ya estaba preparada para el golpe, me cubrí los dientes con los labios. Después de la pasta que me he dejado en fundas nuevas no me las iba a partir por una gilipollez como esta. </div>
<div style="text-align: justify;">
No sentía las piernas, por lo que subir las escaleras quedaba descartado. Pero tenía que llegar a mi dormitorio. Mi hijo Jordi llegaría de un momento a otro con alguno de sus colegas y no era plan de ofrecerles semejante entretenimiento. Entonces tuve otra idea genial. Reptaría escaleras arriba. Lo había visto mil veces en el cine. Cómo los soldados americanos se arrastraban por el suelo para ser más silenciosos. Me enfrenté al primer peldaño con decisión. Pero el muy jodido no se estaba quieto. Parpadeé varias veces hasta que logré centrar el objetivo. Poco a poco fui cargando con el peso de mi cuerpo hasta llegar al último escalón al borde del vómito y las ganas de morir. Con las últimas fuerzas que me quedaban me arrastré de nuevo al baño donde me aferré a la taza del váter casi con el último aliento de vida. Lo siguiente que recuerdo es la voz de Pepe diciendo: “¡Joder las mujeres cuando os encerráis en el váter sois un puto coñazo!”</div>
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Raquel G. Estruchhttp://www.blogger.com/profile/07264361028907593441noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1016048352981501806.post-24311968739668827482015-11-19T14:13:00.000+01:002015-11-19T14:13:11.837+01:00Ese otoño que rima con... <br />
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEglud9DxJNe-UHLuGvq7vLlAoGUeLKL1I0LJ4In7dqDC1rECTrjCZdxul5W0LxkyRjlc6OrDorXS95jIcK07JyNbPkV76iJAxESp5cSSI8BEftzNB9IyDERQ0AbSzRUSSLpMoALd664d4E/s1600/oto%25C3%25B1o.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEglud9DxJNe-UHLuGvq7vLlAoGUeLKL1I0LJ4In7dqDC1rECTrjCZdxul5W0LxkyRjlc6OrDorXS95jIcK07JyNbPkV76iJAxESp5cSSI8BEftzNB9IyDERQ0AbSzRUSSLpMoALd664d4E/s1600/oto%25C3%25B1o.jpg" /></a></div>
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<div style="text-align: justify;">
Seamos sinceras. Ya puedes utilizar las cremas más caras y eficaces del mercado, machacarte en el gimnasio y incluso recurrir a la cirugía. Pero hay una verdad universal A partir de los 40 las carnes se nos empiezan a descolgar y el cuerpo da las primeras señales de lo que nos espera. </div>
<div style="text-align: justify;">
Con esto no me refiero a que, de la noche a la mañana, nos vayamos a encontrar con los pezones haciendo surcos en la arena de la playa. La cosa no funciona así. El deterioro es mucho más sibilino. </div>
<div style="text-align: justify;">
Una mañana te levantas y al mirarte en el espejo descubres una arruguita en el cuello que antes no estaba ahí. Otro día descubres que tienes una manchita minúscula en el dorso de la mano. Así sucesivamente hasta que llega ese instante cruel, es momento para el que nadie te ha preparado nunca. Esas fugaces décimas de segundo en las que descubres que tienes canas. </div>
<div style="text-align: justify;">
Pero no en la cabeza. De esas ya hace mucho tiempo que te ocupas. No. Las canas se han adueñado de tol centro de tu chichi como por arte de magia. Entonces te sientes como aquella niña que un día fuiste y que escuchaba embelesada eso de La primavera ha venido y nadie sabe cómo ha sido. </div>
<div style="text-align: justify;">
Sí, querida amiga. Pero a ti no es precisamente esa estación del año la que te ha venido sino más bien el anuncio de un otoño que, aunque todavía lejano, ya empieza a rondarte. Y ahí estás tú sintiéndote joven, espléndida, vigorosa. Estás en esa etapa de la vida en la que te sientes más fuerte que nunca y más segura. Sin embargo esos puñeteros pelos blancos en el centro de tu placer te delatan. </div>
<div style="text-align: justify;">
Saltas del váter, corres hacia el armario de encima del lavabo, coges las tijeras y procedes a eliminar cualquier muestra de envejecimiento. No lo niegues. Tú también lo has hecho. Y sonríes satisfecha porque, al menos, has eliminado el mal visible de tu cuerpo. No hay nada que baje más la lívido que acercarse a un pubis con pelaje de dudosa reputación. </div>
<div style="text-align: justify;">
A partir de ese instante te haces fan de las ingles brasileñas y hasta del chocho muñeca pero, en el fondo, sabes que las canas están ahí. Puedes sentirlas en tu interior....</div>
<div style="text-align: justify;">
Hoy he tomado una decisión Vivir con el felpudo como la tele en blanco y negro. Mi Pepe tiene la misma vista que un topo en un after. Ya estoy harta de andar con las chuchillas y los picores todas las semanas. Que llevo más polvo de talco gastado en esto que en el culo de mi hijo mientras fue un bebé. </div>
<div style="text-align: justify;">
Hoy saldré a la calle con la melena al viento y con la certeza de que sí... me hago mayor. ¡Pero qué bien me siento, coño!</div>
Raquel G. Estruchhttp://www.blogger.com/profile/07264361028907593441noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1016048352981501806.post-52013991550338908402015-11-18T19:50:00.000+01:002015-11-18T19:53:01.653+01:00La marca del zorro<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhGCuUXEL3RkOgxlR3NLvmnRDlgpW97BX5uywT5LxjPMJCtHHrepUpD2OfdfWDGgSJK6sUG2sOCE1EGtQBB_DXXa3JRhwqwptwDCDWg9YFSbN-A29JUkyjXn_zHS7QWCI4kj4YNOD3g49Q/s1600/Barranco2.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="176" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhGCuUXEL3RkOgxlR3NLvmnRDlgpW97BX5uywT5LxjPMJCtHHrepUpD2OfdfWDGgSJK6sUG2sOCE1EGtQBB_DXXa3JRhwqwptwDCDWg9YFSbN-A29JUkyjXn_zHS7QWCI4kj4YNOD3g49Q/s320/Barranco2.jpg" width="320" /></a></div>
<span style="color: #444444; font-family: crimson text;"><span style="background-color: white; line-height: 28px;"><b>©La loca del coño</b></span></span><br />
<span style="color: #444444; font-family: crimson text;"><span style="background-color: white; line-height: 28px;"><br /></span></span>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #444444; font-family: crimson text;"><span style="background-color: white; line-height: 28px;">No sabéis el bochorno que acabo de pasar. Resulta que me he ido con la Beni al Corte Inglés de Plaza Cataluña porque ella necesita ropa para ir a trabajar y me ha pedido que la acompañe. Como siempre voy con prisas pues antes de salir del mercado he ido al baño y me he aseado un poco. Siempre me pongo bragas limpias cuando termino de trabajar. Manías que tiene una, oye. </span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #444444; font-family: crimson text;"><span style="background-color: white; line-height: 28px;">Luego he salido a la calle y nos hemos ido las dos a pasar unas horitas juntas. </span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #444444; font-family: crimson text;"><span style="background-color: white; line-height: 28px;">Cuando hemos llegado a los grandes almacenes Beni ha empezado a probarse un montón de ropa que yo le aguantaba pacientemente en el probador. Y se ha empeñado en que yo también me pusiera encima algunos trapos nuevos. Total que con toda la emoción del momento me han entrado ganas de hacer pipi. </span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #444444; font-family: crimson text;"><span style="background-color: white; line-height: 28px;">He dejado a la Beni en el probador y yo me he ido directa al baño de señoras. Por suerte había aseo libre y allí que me he metido. Pero ayyyy señor... Al ir a quitarme las braguitas no podía¡¡¡¡ Un dolor insoportable, algo así como si me tiraran de todos los pelos al mismo tiempo me ha hecho detenerme en seco. Pasados unos segundos y con lagrimones en los ojos he repetido la operación con el mismo resultado.</span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #444444; font-family: crimson text;"><span style="background-color: white; line-height: 28px;">¿Qué demonios estaba sucediendo? ¿ Por qué sentía ese dolor tan intenso en mis partes? Entonces he cerrado los ojos y me he dicho: "Antonia tú tira que lo que sea saldrás". He respirado hondo y para abajo que se ha ido mi ropa interior al tiempo que un dolor así como si me estuvieran cortando en siete partes se instalaba en mis zonas nobles. .</span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #444444; font-family: crimson text;"><span style="background-color: white; line-height: 28px;">He empezado a llorar de dolor y de incomprensión ante lo que me estaba sucediendo. Y la cosa ha ido a peor cuando he abierto los ojos y he podido conocer la causa de semejante dolor: ¡¡Me había puesto el salva slip al revés y tenía la mitad de mi cuidado matojo pegado a la banda adhesiva del cacharro en cuestión¡¡ </span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #444444; font-family: crimson text;"><span style="background-color: white; line-height: 28px;">Años de cuidar y mimar el seto para que hoy, en tan solo unos segundos, se me halla ido al carajo. Escocida, dolorida y humillada he regresado al probador donde la Beni seguía enloquecida con los pingos. He intentado sentarme en el banco junto al espero pero, era tal el escozor en mis entretelas, que no he podido ni inclinarme siquiera. </span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #444444; font-family: crimson text;"><span style="background-color: white; line-height: 28px;">Como he visto que la Beni tenía aún pa un rato y mi cabeza solo hacía que pensar en cómo se me habría quedado el huerto después de la poda a la que me había sometido he vuelto a salir del probador. Esta vez he ido directa a la sección de maquillaje e higiene femenina donde me he agenciado un espejito de mano. Tenía que evaluar cuanto antes los daños que se habían producido. </span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #444444; font-family: crimson text;"><span style="background-color: white; line-height: 28px;">De nuevo en el baño me he vuelto a encerrar en el aseo. Me he liberado de la ropa interior, esta vez ya sin problemas. Con mano temblorosa he colocado el espejo entre mis muslos y.... ¡¡¡Ay Dios Mío!!!! ¡¡¡¡Tenía dibujada la marca del zorro ahí en todo el potorro.¡¡¡</span></span></div>
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<span style="color: #444444; font-family: crimson text;"><span style="background-color: white; line-height: 28px;">No le he contado nada a la Beni quien ha salido del Corte Inglés cargada de bolsas pero no hago más que darle vueltas a una idea: ¿Qué va a pensar mi Pepe? Y aquí estoy en el patio de casa ensayando cualquier monólogo que sea creíble para explicarle al Levantito cuando decida arrimar cebolleta...</span></span></div>
Raquel G. Estruchhttp://www.blogger.com/profile/07264361028907593441noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1016048352981501806.post-73442049944108939702015-11-12T13:48:00.000+01:002015-11-12T13:48:35.393+01:00Reflexiones de una escritora con sobredosis de cafeína <br />
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjocwuBKOKX5hIN_cdfzkGR01N1DrK4Dw979kfIXNZzQTelBeofqe2lh3Wc9eXDCRTwbHmSNDhoj0C_4S4zXxnDZBWGgqpmyVAigLYEuXcs6DakH6DLzmMqH6cGfjCii9riYs3gFJq0IKY/s1600/gigante.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="289" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjocwuBKOKX5hIN_cdfzkGR01N1DrK4Dw979kfIXNZzQTelBeofqe2lh3Wc9eXDCRTwbHmSNDhoj0C_4S4zXxnDZBWGgqpmyVAigLYEuXcs6DakH6DLzmMqH6cGfjCii9riYs3gFJq0IKY/s320/gigante.jpg" width="320" /></a></div>
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Tengo la sensación de dejar atrás una etapa de transición en mi vida. En apenas tres años he pasado de saber dónde pisaba, a no sentir el suelo bajo mis pies y a terminar más confundida que Narnia en el rodaje de Juego de Tronos. Al final las aguas fueron regresando a su cauce. Claro que ya era otro río y recorría territorio desconocido. Pero aun así seguía fluyendo que era lo importante.<br />
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Ayer una gran amiga me dijo que me admiraba porque me había reinventado y estaba consiguiendo grandes cosas. Tengo que confesar que me he pasado la noche despierta dándole vueltas a esa afirmación. He llegado a la conclusión de que una parte de razón tiene pero, al mismo tiempo, soy más yo que nunca. Siempre he sabido lo que quería pero ahora más. Nunca he tenido dudas sobre quién era pero ahora está cristalino. He aprendido a decir que sí y, en especial, a decir que no sin sentirme culpable por ello.<br />
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La Tierra Media y Mordor quedan atrás. No es que ahora me vaya a poner en plan unicornio vomitando arcoiris. Solo sé que, cuando no tienes nada que perder es que lo tienes todo por ganar.<br />
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Señoras, señores... Este es nuestro momento. ¡A por él!Raquel G. Estruchhttp://www.blogger.com/profile/07264361028907593441noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-1016048352981501806.post-20213384848366859102015-11-04T17:01:00.002+01:002015-11-04T17:01:32.881+01:00"Bésame siempre " en La Sènia RadioHoy os traigo una estupenda entrevista que me han hecho los chicos de La Sènia Radio sobre "Bésame siempre", último volumen de la trilogía "Bésame". Hemos hablado de Marga, Óscar, David así como de algunos de los proyectos en los que estoy trabajando. Espero que lo disfrutéis!!<br />
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<span data-reactid=".19.1:$mid=11446651917337=244e44fe815e3482b39.2:0.0.0.1.0.0.0.$text1/=1$text0/=010" style="background-color: #f6f7f8; color: #373e4d; font-family: helvetica, arial, sans-serif; font-size: 12px; line-height: 15.36px; white-space: pre-wrap;"><a href="http://laseniaradio.cat/entrevista-raquel-estruch/"><span style="color: #3b5998;"><span style="cursor: pointer; line-height: 15.36px;">http://laseniaradio.cat/entrevista-raquel-estruch/</span></span><span data-reactid=".19.1:$mid=11446651917337=244e44fe815e3482b39.2:0.0.0.1.0.0.0.$text1/=1$text0/=010" style="line-height: 15.36px;"> </span> </a></span>Raquel G. Estruchhttp://www.blogger.com/profile/07264361028907593441noreply@blogger.com0