viernes, 24 de marzo de 2017

Historias del bar (1)


Hace un rato he ido a la cafetería del despacho a por algo de cafeína. Cuando te quedas hasta las cuatro de la mañana leyendo y te levantas a las siete, necesitas varios litros para poder funcionar. Mientras esperaba a que me sirvieran ha entrado una chica alta, morena y me ha llamado la atención por lo divina de la muerte que iba vestida. Pantalones negros, sin duda alguna de Boss, blusa blanca que tenía bastante aspecto de ser de la colección de primavera de Tintoretto y unos taconazos maravillosos.  Lucía una de esas imágenes de revista de moda que tanto nos encandilan y sí, yo también me he enamorado hasta que la criatura ha abierto la boca.
—Ponme un café con leche
—¡Enseguida! —le ha respondido el camarero que es un amor de hombre.
—Pero házmelo cargadito. No ese “aguachichi” que te sale de vez en cuando.

Cri, cri, cri…

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