Hoy he regresado al Borne. Hacía meses que no paseaba por
esta parte de la ciudad y sé por qué. No quería encontrarme con Óscar ni con
nada que me recordara a él. Sin embargo no he podido resistir la tentación de
aferrarme solo un poco a mi pasado más reciente. Después de caminar durante más
de una hora por el barrio y dejándome sorprender de nuevo por su belleza me he
detenido frente a un café librería. Si. Ese. He mirado el escaparate tal y como
lo hice aquella calurosa tarde del pasado verano. Me he vuelto a quedar
fascinada por la perfecta combinación de cultura y ocio que emana el lugar. Mi
mente me ha dicho que diera media vuelta y siguiera paseando. El corazón me ha
gritado todo lo contrario. De modo que me he armado de valor y he empujado la
puerta con suavidad.
Un dulce aroma de canela y limón me ha envuelto por completo
nada más entrar. Toda la piel de mi cuerpo se ha erizado y enseguida mis ojos
han empezado a buscar desesperados. Sé que no es posible. Óscar no está aquí
pero entonces, ¿por qué le huelo como si estuviera a punto de abrazarme por la
espalda? Me doy la vuelta con el corazón desbocado. Frente a mí encuentro a la
chica rubia perfecta. Recuerdo cómo le besó la última vez que estuve aquí y
entonces todo regresa a mi mente. Es ella quien desprende su aroma. Es a ella a
quien ha estado abrazando mientras que yo trataba de aclarar el tremendo follón
en el que se ha convertido mi vida. La observo pero no soy capaz de articular
palabra. Solo me pregunto por qué él, por qué yo, por qué todo.
No hay comentarios :
Publicar un comentario